El pasado día 30 de agosto, algunos de los socios de AsturiasTB fuimos a realizar una visita guiada a las instalaciones de Fuensanta, en Nava, declarada agua Minero-medicinal, por una Real Orden en 1846. Ese mismo año comenzó la construcción del balneario, que se hizo popular por la propiedad de sus aguas al curar diversas enfermedades.
Fue a partir de 1968 cuando esta fábrica comenzó a envasar agua minero medicinal para el sector de la alimentación y la hostelería.
¿En qué consistió la visita?
José Fernández (Subdirector Comercial) salió a recibirnos al aparcamiento y accedimos a las instalaciones por un lateral, a la vera del río. A las puertas del edificio nos habló de los vestigios que aún se conservan de lo que fue el antiguo balneario: una bañera (construida para la reina Isabel II) y curioso un bidé.
Una vez dentro del edificio, nos pusimos unas batas necesarias para poder comenzar la visita a la fábrica. Justo a la entrada, tienen una serie de paneles explicativos, que nos permitieron hacer un viaje a través de toda su historia y sus valores.
Tienen dos líneas de envasado, la de vidrio (hace hasta 36.000 botellas a la hora) y la de PET (polietilen-tereftalato, 100% reciclable – 22.500 botellas a la hora).
Durante la visita pudimos ver todo el proceso de etiquetado, llenado y taponado de las botellas, así como los pasos que dan para que el producto llegue al consumidor final, poniendo las botellas en cajas, para pasarlas luego a palés. La mayor parte del proceso está totalmente automatizado.
¿Cómo se consigue el agua Fuensanta?
El proceso se inicia con la extracción de agua a 300 metros de profundidad, que se va filtrando desde la Sierra de Peñamayor, por esto recibió la declaración de agua minero-medicinal, porque conserva todos sus minerales y propiedades. El agua no ve la luz hasta que está envasada. Según los estudios, el agua que envasan hoy, tiene una antigüedad de 8-10 años.
Es la única empresa de agua asturiana con certificaciones ISO, 9001 de gestión y 14001 de medio ambiente, lo que conlleva unos compromisos medioambientales. Tanto es así que cerca de la fábrica no puede existir actividad industrial y, como dato, el agua sobrante del embotellado se vierte al río.
Como curiosidad, desde el departamento de calidad nos explicaron cómo es el sistema de extracción del agua, cómo controlan que todas las botellas sean adecuadas y sean del peso óptimo, que todas mantengan los minerales y propiedades del agua, y todos los controles que se realizan antes de que esta se sirva al consumidor final. E incluso, que si hay algún fallo, se puede detener todo el proceso en tiempo real.
Nueva generación en Fuensanta
La nueva gerencia lleva 5 años intentando dar un giro, tanto en la propia fábrica, como con sus productos y la calidad del servicio al cliente. Han tratado de mantener a todos los trabajadores en la empresa (cerca de 48). A la mitad de nuestra visita pudimos hablar con un trabajador que llevaba allí desde los 16 años y había conocido el antiguo balneario. Toda una experiencia ver la evolución y tantos cambios en la empresa.
Finalmente, nos invitaron a ver un vídeo sobre el agua filtrada y las diferencias entre distintos tipos de agua respecto a la de Fuensanta. También tuvimos un largo debate sobre los plásticos y su reciclaje, algo respecto a lo que todo el mundo debería de educarse y concienciarse. ¡Ya sabes, recicla! Y no olvides que también puedes cambiar tus hábitos de consumo, pidiendo botella de vidrio.
Todos salimos contentos de la visita, por descubrir de buena mano todo el proceso y, desde Fuensanta, os invitan a ir como lo hicimos nosotros.
¡Gracias Fuensanta!