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Varios socios de Asturias Travel Bloggers tuvimos la oportunidad conocer, el ultimo fin de semana de octubre, de la mano de Trotamundo y «Siente Occidente», uno de los rincones más recónditos de la Cordillera Cantábrica: Canseco.
Canseco es una localidad de apenas 10 habitantes que residen allí durante todo el año, que se encuentra asentado sobre un angosto valle glaciar, rodeado en su totalidad por montañas. Ello dificulta el acceso durante el invierno a las máquinas quitanieve, y lo convierte en un paraje un tanto inhóspito en condiciones adversas, si a ello le sumamos que ni siquiera existe cobertura de telefonía.

Por suerte para todos, el resto del año, Canseco es un auténtico paraíso para desconectar del mundanal ruido, y conectar con la naturaleza. Inmerso en la Reserva de la Biosfera de Los Argüellos, y limitando al norte con Asturias, el pueblo está dividido en dos zonas bien diferenciadas: Cansequillo, abajo junto al río de su mismo nombre; y Palombera, el barrio alto donde se encuentra la iglesia en honor a San Pedro Apóstol.

Durante el fin de semana realizamos varias rutas para conocer la riqueza del patrimonio y la naturaleza que la historia ha ido dejando en el pueblo hidalgo de Canseco a lo largo de los tiempos.

Eran las 10 de la mañana cuando estábamos desayunando para salir a recorrer la primera ruta, dirección a la antigua cantera, partiendo desde Calle Arriba. Justo al final del pueblo se encuentra la “fábrica de la luz”, una antigua central hidroeléctrica que abastecía al pueblo, antes de la llegada de la red eléctrica. De camino a Los Pontones pudimos ver los pozos de El Molinón, El Puerto, La Fervenciona o los Eros, que se forman en el río Cansequillo, y que son ideales para el baño, eso sí, en verano, porque el agua en esta época está gélida.

Al llegar a la cantera pudimos ver cómo la barrena ha ido cambiando el paisaje, y recortando la montaña poco a poco de forma geométrica, algo que choca de ipso facto con el resto del paisaje, pero que a la vez nos cuenta su propia historia.

Antigua Fabrica de luz de Canseco

Antigua Fabrica de luz

Los Eros

Miembros de Asturias Travel Bloggers en Fervenciona, Canseco

Ese mismo día por la tarde, visitamos la iglesia del pueblo y tomamos rumbo hacia Casa’l Cojo, una ruta más llana y tranquila, donde nos encontramos con el río Palombera, la fuente de Los Picos y el hayedo El Carrizalón, junto a la peña de Focescura. Lo malo de estas fechas es que no pudimos hacer la ruta completa hasta el pueblo de Redilluera porque los días son muy cortos y pronto cae la noche.

Por la noche teníamos planeada una parrillada, y como la noche estuvo muy agradable, todo salió según lo esperado. Además esa noche, con el cambio de hora, teníamos una hora más para descansar.

Camino a Casa’l Cojo

A día siguiente, algunos de nosotros estábamos algo cansados, porque no estamos acostumbrados a la montaña, y el día anterior habíamos recorrido 15 kilómetros. Por ello decidimos saltarnos el planning y hacer una ruta más sencilla y corta, y adentrarnos en el bosque de El Carrizal para abrazar árboles, una práctica que según dicen, carga de energía positiva. La ruta continuó por Entrepeñas, unas foces que forman el río Palombera justo antes de unirse al río Cansequillo, para formar el río Canseco, a su vez, afluente del Torío.

Una vez cruzado el puente del Verdugo, recorrimos el pueblo para conocer la antigua torre vigía, los arcos de piedra, presentes a lo largo del pueblo, o la huella de los indianos que viajaron del pueblo a América a principios del siglo XX a hacer fortuna, y que a su vuelta donaron dinero para construir el casino y la bolera, apodada “El Malecón” en honor al de La Habana en Cuba, y que data del año 1928.

Sin duda, pudimos conocer bastante bien este paraíso que se encuentra oculto para una gran mayoría, y que merece una visita obligada para todas aquellas personas que deseen “perderse del mundo” por un instante.